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Adiós, plazuela del Carmen
con su inspector noche y día,
adiós la comisaría
que conmigo fue muy fina.

Adiós, Santa Catarina
con su plaza comerciable,
adiós, Puente Tezontlale
Por donde la gente pasa.

Adiós, chata Nicolasa,
lucero de la mañana,
adiós, barrio de Santa Ana
que estás cerca de la garita.

Adiós Estación bonita
del tren que se va a Pachuca,
ya no quedo hecho boruca
con oír tanta poesía.

Adiós querida Lucía
ya pronto verás lo que hago,
adiós, Tecpam de Santiago
con su Aduana en arrabal.

Adiós, cárcel militar
donde se encierran los bravos
más bien parecen esclavos
desertados de cuartel.

Adiós, Plaza Villamil
con circo Orrin en bonanza,
nadie en crédito te alcanza
porque haces un buen papel.




Adiós, chata Villaruel
que paseabas con salero,
también en Juan Carbonero
tomamos pulque curado.

Callejón del Recabado
donde había la Tina de Oro;
adiós, pulquería del Toro
que de fama es lo mejor.

Adiós, querida Leonor,
ya no me hará usted Borrego;
adiós, templo de San Diego
con alteres de oración

Adiós, Soledad Rincón,
pues te llevo aquí en la meolla;
adiós, Caballo de Troya,
que eres consuelo de moros.

Adiós, Plaza de Toros
que ha levantado Ponciano;
adiós, casa del Hospicio
donde tratan con crueldad.

Adiós, doña Soledad
con sus hijos y su abuela;
adiós, grande Ciudadela
donde se pasea muy bien.